Mi historia como ingeniera eléctrica en Colombia
“No dejes que nadie robe tu imaginación, tu creatividad o tu curiosidad. Son tu lugar en el mundo, son tu vida. Continúa y haz todo lo que puedas con ellas, y lograrás la vida que quieres vivir” - Mae Jemison
Mae Jemison es ingeniera, médico y astronauta de la NASA. Fue la primera mujer afroamericana en viajar al espacio. Durante el colegio, la universidad y mi carrera profesional, ella ha sido una inspiración y un importante modelo a seguir a la hora de recorrer un camino que hasta hace poco ‘no era para señoritas’.
Soy Alejandra, porque mi papá se llama Alejandro, como su padre y su abuelo; un nombre dado por tradición al hombre de la familia. Así, mi nombre fue el inicio de la crianza feminista que, tal vez sin saberlo, mi papá me dio al enseñarme desde muy pequeña que la responsabilidad y el quehacer son independientes del género. Por eso aprendí a cambiar los ‘tacos’ de la electricidad de la casa, despinchar o cambiar el aceite del carro, usar un taladro y más.
Estudié en un colegio femenino que fue afinando mi carácter y me dio el contexto que necesitaba comprender para mi vida. Cuando terminé, me postulé a la Universidad Distrital, pero no logré ingresar. No obstante, después de mucha espera, recibí la carta de bienvenida para entrar a la Universidad Nacional. Fue allí, en mi alma mater, donde entendí cuáles serían mis retos, no solo por ser una de las pocas mujeres de la carrera, sino también una de las representantes de la ingeniería eléctrica en el país.
Tengo 28 años, soy profesional y máster en ingeniería eléctrica de la Universidad Nacional de Colombia, actualmente curso una maestría en economía aplicada en la Universidad de los Andes y trabajo en AES Colombia como Especialista de Regulación en Energías Renovables, donde apoyo el desarrollo del proyecto Jemeiwaa Kai en La Guajira, hoy en día el proyecto eólico más grande de Colombia (648 MW).
Todo empieza por la educación
En mi paso por la universidad, adquirí la disciplina que me faltó en mi niñez y adolescencia. Me convertí en una alumna destacada, sin embargo, algo siempre me llamó la atención y fue que no tuve el gusto de recibir clase por parte de una mujer. Con el tiempo entendí que la poca presencia de las mujeres en la ingeniería está directamente ligada a la crianza y por ello le agradezco a mi padre cambiar las casas de muñecas por juegos orientados a desarrollar mi inteligencia temporo-espacial.
Pero esto no se trata de una perspectiva individual; en su reporte anual ‘Why so Few’, la Asociación Estadounidense de Mujeres Universitarias resalta que los intereses en matemáticas y ciencias de las niñas está fuertemente condicionado por el ambiente que las rodea. De igual manera, diferentes estudios publicados por revistas de alto impacto como Nature y Science Magazine demuestran que, aunque las habilidades cognitivas relacionadas a las matemáticas entre niños y niñas son iguales, aspectos como la crianza, los estereotipos y la influencia de modelos a seguir afectan fuertemente su formación y preferencias profesionales.
Hablemos sobre las posturas normalizadas
Desde que estuve en la universidad tendía a esforzarme mucho para darme un lugar en un entorno concebido para el género masculino. Incluso cuando sacaba notas más altas que la mayoría, varios de mis compañeros se atrevieron a afirmar que no era por mis capacidades sino porque a las mujeres nos daban un trato especial a la hora de calificar. Fue tan común y socialmente aceptado que hasta yo lo creí.
Pasó de ser algo tan pequeño, como un simple comentario de notas y favoritismo, a convertirse en un hecho tan contundente como la maternidad prematura, en donde mis compañeras aplazaban el semestre para cuidar a sus bebés con la promesa de ser relevadas cuando sus novios terminaran la carrera. Lamentablemente, después de seis años, ellas no volvieron a la universidad.
A esta problemática siempre se sumó el tema del acoso, sobre el cual quisiera abrir debate, especialmente en torno al acoso que padecen las niñas, adolescentes y mujeres, sobre todo dentro de la ingeniería, porque es un problema cada día más evidente en las instituciones y organizaciones, pero que sigue siendo ignorado. Desde mi experiencia considero urgente abrir un programa de educación, prevención y seguimiento psicológico a las víctimas y victimarios involucrados en temas de acoso.
Mujeres profesionales de casco blanco
Recopilando… siento que, al estilo de Mario Bros, pasé mundos cada vez más complejos, porque una vez recibí mi cartón tuve que enfrentarme al mundo laboral, donde a las mujeres que logramos llegar intentan reemplazarnos el casco blanco por un arrume de documentos y una oficina con puertas cerradas. Abrirse campo entre la mayoría de los hombres que aún consideran a la mujer débil para desenvainar la herramienta es lo que abunda en el sector, y en general en el mundo laboral.
Haciendo énfasis en el campo energético, la Agencia Internacional de Energía Renovable IRENA-, en su reporte Renewable Energy: A Gender Perspective, resalta que tan solo 32% de las personas que trabajan en temas de energías renovables en el mundo son mujeres, y si estos trabajos están relacionados con ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas, este porcentaje se reduce a 28%. Es nuestra responsabilidad identificar estas brechas y hacer lo posible por eliminarlas. Solamente a partir de hechos concretos lograremos crear ambientes laborales en los que podamos disfrutar de una verdadera equidad de género.
AES Colombia con iniciativa de género
Aunque pareciera que tenemos muchas tuercas por apretar en este sector competitivo y fascinante, cabe resaltar que actualmente hay más conciencia que hace 20 años. Cuando entré a trabajar en AES Colombia no sabía que había empresas con perspectiva de género, pero al ver la iniciativa de #MujeresConEnergía y la oportunidad de ocupar cargos que socialmente estaban diseñados para hombres, entendí que hay empresas en el país que se preocupan por esta problemática y trabajan por cambiar la historia de las mujeres, no solo en el campo de la energía sino en la sociedad en general.
Hay algo magnífico y particular sobre la campaña de AES y es que no solo está direccionada a mujeres que, como yo, tuvieron el privilegio de acceder a la educación superior y abrirse camino en un ambiente mayormente patriarcal. #MujeresConEnergía es una campaña incluyente que está direccionada también a la mujer rural, a las madres, a las emprendedoras y a todas las mujeres que buscan libertad y autonomía, haciendo una excelente labor en un trabajo que siempre pensaron que era para hombres.
Esto se suma a las iniciativas del Gobierno Nacional, y especialmente a la cartera de Energía, que hoy día cuenta con la primera Ministra de Minas y Energía, quien ha demostrado capacidad de gestión para impulsar el crecimiento sostenible del sector energético, promoviendo a la par una mayor inclusión de las mujeres en él.
En lo personal, anhelo que muchas empresas del sector se unan a este importante movimiento de transformación orientado a la equidad. Estoy convencida de que el crecimiento de las organizaciones tendrá un enorme impacto positivo al incluir más mujeres en su fuerza laboral.
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