Almacenamiento de energía: mucho más que una simple batería
El mundo del almacenamiento energético avanza a pasos agigantados, sin embargo muchos desconocen los verdaderos avances que ha tenido esta tecnología durante los últimos años. Cuando pensamos en almacenar energía eléctrica, lo primero que se nos viene a la mente son las baterías que utilizan muchos de nuestros aparatos de uso doméstico y a gran escala, las baterías usadas en medios de transporte como buses y vehículos.
Más allá de la química utilizada en los diferentes tipos de baterías, enfoquémonos por un momento en la energía, o puntualmente, en la idea de almacenamiento que comúnmente tenemos cuando hablamos de baterías. En la mayoría de los casos, nuestra idea de baterías se encuentra asociada a dispositivos relativamente pequeños y con desempeño limitado en términos de voltaje y tiempo de uso. Ahora, los vehículos eléctricos han empezado a rebatir esta idea de baterías para pequeños usos pero, ¿qué pensarían si les digo que actualmente existen baterías que pueden iluminar sectores completos de una ciudad por más de 1 hora? El almacenamiento energético a gran escala ya es un hecho y hoy en día se están llevando a cabo proyectos increíbles en diferentes partes del mundo.
Pero, ¿qué utilidad puede tener una gran batería conectada a la red? Si nos devolvemos un poco, podemos ver que las primeras baterías conectadas a los sistemas eléctricos son los embalses, una gran cantidad de agua almacenada para ser convertida en energía cuando se necesite. Ahora, las nuevas tecnologías de almacenamiento energético tienen varias ventajas, como por ejemplo el reducido espacio que ocupan y por ende los impactos sociales y ambientales generados por estos proyectos. Un gran ejemplo es el que actualmente estamos desarrollando en Chile, dónde diseñamos un sistema de almacenamiento en una central de pasada, evitando así la construcción de un embalse y aprovechando doblemente el agua para beneficio del sistema eléctrico nacional.
Una de las grandes virtudes del almacenamiento está en la complementariedad con otras fuentes de generación, por ejemplo con las nuevas fuentes renovables no convencionales como la solar y la eólica, permitiendo una generación continua de energía aún cuando los recursos naturales son variables. Otra característica interesante es que las baterías tienen siempre una doble función: recoger energía de la red para ser almacenada y despachar energía a la red cuando se requiera. Esta última característica parece básica pero si pensamos en la posibilidad que tiene el poder cargar una batería en momentos donde el consumo es muy bajo y la de generar energía cuando hay picos de consumo, por ejemplo a las 7 pm, esta función permite gran eficiencia y confiabilidad para la red.
Otro uso importante que se le está dando al almacenamiento energético es reemplazando generación térmica, sobre todo, cuando se requiere mayor potencia para cumplir con el pico de consumo. En AES tenemos el proyecto de almacenamiento más grande del mundo (100 MW), diseñado para abastecer de energía suficiente a la ciudad de Los Ángeles durante 4 horas en un momento pico de su demanda cuando cae la noche, evitando prender centrales térmicas y disminuyendo considerablemente las emisiones de gases de efecto invernadero.
En AES estamos seguros que el almacenamiento energético será un elemento tecnológico imprescindible para el futuro de la energía, para la confiabilidad y flexibilidad de los sistemas eléctricos. Iniciamos su desarrollo e investigación hace más de 10 años y hoy contamos con 232 MW en funcionamiento en 6 países. Hace 1 año creamos Fluence en alianza con Siemens, la compañía de almacenamiento energético a gran escala más grande del mundo.
El almacenamiento energético no solo es una realidad, es una solución tecnológica que sin duda tendrá un espacio estelar en la creación de un futuro energético más confiable y sostenible alrededor del mundo.
Juan Carlos Guerrero Benavides
Director de Regulación