¿Cómo puede debilitarse un sistema energético?
En medio de la transición hacia un futuro energético más sostenible y eficiente, surgen interrogantes sobre la estabilidad y capacidad de adaptación de los sistemas eléctricos nacionales. En este artículo examinamos de cerca el caso de un país que en el pasado tuvo un sistema eléctrico robusto y ejemplo para Latinoamérica, pero que ha perdido confiabilidad en los últimos años, lo que plantea la pregunta: ¿puede un sistema eléctrico sólido debilitarse con el tiempo?
El caso puntual del que vamos a hablar es Venezuela, nación que en el pasado se destacó por tener un sistema eléctrico confiable y competitivo, impulsado por una matriz diversificada de fuentes de energía y una infraestructura sólida. Sin embargo, en los últimos años ha experimentado una serie de crisis energéticas que han puesto de manifiesto la fragilidad de su sistema. Factores como la falta de inversión en mantenimiento y modernización de centrales de generación y redes de transmisión, baja planificación a largo plazo, exceso de subsidios que distorsionan los precios ydesincentivan la eficiencia, así como la dependencia excesiva de una sola fuente de energía, son factores que han contribuido a esta situación.
El caso de Venezuela muestra que, para evitar que un sistema robusto se deteriore, es fundamental realizar inversiones continuas en modernización y mantenimiento de la infraestructura eléctrica existente. Esto incluye la actualización de redes de transmisión y distribución, la mejora en la eficiencia de las plantas de generación, la implementación de tecnologías avanzadas de monitoreo y control, así como el desarrollo de nuevos proyectos que puedan atender la demanda.
Junto con ello, debe permitirse la competencia en el sector energético, lo que ayudará a robustecer el sistema, garantizando el mejor servicio para el usuario. La nacionalización de las empresas de energía en Venezuela hizo que las inversiones en mejoramiento e infraestructura disminuyeran considerablemente con el paso de los años, afectando así el mantenimiento del sistema. Hoy día las redes de transmisión, las centrales eléctricas y toda su cadena de suministro se encuentra en condiciones deficientes y no se están haciendo las millonarias inversiones que se requieren para su mantenimiento.
La baja inversión en mejoramiento del sistema también ha impedido el desarrollo de nuevos proyectos y con ello una mayor diversificación de la matriz energética, lo cual es importante para reducir la dependencia de una sola fuente de energía; aumentando con ello la resiliencia del sistema ante eventualidades como las variaciones climáticas.
En esta misma línea, Venezuela cuenta con subsidios excesivos para la energía, lo que afecta el costo real del servicio, creando percepciones erróneas en los usuarios al respecto. Los subsidios mal diseñados han distorsionado los incentivos para la eficiencia y la innovación, llevando a una asignación ineficiente de recursos en el sector. Por lo tanto, es importante revisar y reformar los programas de subsidios para garantizar que promuevan la eficiencia energética y la competitividad del mercado; a la par con promover una cultura de pago, responsabilidad y buen uso de los servicios públicos por parte de los usuarios.
Aunque un sistema eléctrico sólido puede enfrentar desafíos y crisis a lo largo del tiempo, es posible evitar su debilitamiento realizando los ajustes necesarios que le permitan seguir creciendo. Al permitir la competencia y la inversión privada en el sector, invertir en la modernización de la infraestructura y promover la diversificación en la matriz energética, entre otras cosas, se puede fortalecer un sistema eléctrico y garantizar energía para que un país pueda seguirse desarrollando.